Probablemente así fue el comienzo: una cuestión de supervivencia.
Contrario al resto de los seres vivos, el hombre es un ser que viene al mundo desprovisto e indefenso. En esas condiciones de desventaja con respecto a otros seres vivos, especialmente al resto de los animales, hubiera sido improbable su supervivencia como especie.
Cualquier vegetal o animal puede, frente a un límite que la naturaleza le impone, adaptarse para seguir sobreviviendo, cambia de color o desarrolla mecanismos de defensa para no ser atrapado por su predador, entre otras cosas.
No sucede así con el hombre. Es, por sobre todas las cosas, un “inadaptado natural”. Frente a los límites naturales, los enfrenta, los desafía y desarrolla “artificialidad” para vencerlos.
Lo artificial como opuesto a lo natural es exclusivo del ser humano y es a este desarrollo de la artificialidad debido a la incapacidad de adaptarse al medio natural, o mejor dicho, a la capacidad de adaptar el medio natural para sí, lo que en esencia llamamos tecnología.
La imagen fue extraída de la tapa del libro "Sistemas Tecnológicos" escrito por Tomás Buch en 2005.