jueves, 13 de octubre de 2011

Tecnología y efectos colaterales.


Explosión nuclear
El avance tecnocientífico tiene una característica que es determinante y que a menudo no puede ser prevista por quienes incursionan en esos campos. Esta característica de la que se habla, es una especie de “reacción en cadena” o “efecto avalancha” incontrolable al menos desde el punto de vista de la prevención de sus consecuencias.
Esto es, quien produce el conocimiento científico o tecnológico tiene ante sus ojos un velo o un objetivo inmediato a cumplir que le impide visualizar todo aquello que va a ocurrir luego.
Daño a la capa de ozono provocado por
los clorofluorocarbonos (CFC)
¿Quien podía predecir en su momento que el invento del transistor posibilitaría la llegada del hombre a la Luna o la recepción de cientos de señales de radio y televisión en un hogar a través de un satélite? ¿Hubiera imaginado Albert Einstein que su teoría de la relatividad sentaría las bases para un arma tremendamente destructora como lo fue la bomba atómica? ¿De haberlo hecho, la hubiese publicado? ¿Tendría idea James Watt del impacto social que produciría el desarrollo de su máquina de vapor?
Estos interrogantes demuestran que la generación del conocimiento científico y su aplicación tecnológica buscan siempre solucionar problemas en lo inmediato pero que es, a la vez, imposible predecir sus efectos secundarios o colaterales en el futuro.

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